lunes, 3 de mayo de 2010

Mi familia es importante en verdad V

Muchas esposas o esposos en función de la sumisión mutua y de los ¨paradigmas¨ en cuanto al matrimonio creados; deciden actuar bajo la premisa de ¨sonría y aguante¨. Pero antes de continuar por otra temporada de descuido y abandono; hay que saber que en el cielo no se ganan puntos por lo que se aguanta o se hace. Continuar en el mismo estado de crisis es un ¨suicidio emocional¨.
Aferrarse a alimentar la conducta errónea, el descuido en el establecer prioridades correctas, el viaje en un sentido que no va en una buena dirección... no es un acto de amor. A muchas se les dice: ... debe sujetarse a su esposo. Pero; y si esto no lleva a la familia a un buen destino? Y si esto no es bueno para todos?.
La sujeción de toda mujer tiene un límite y una llave de seguridad... su aplicación es innegable en tanto y solo si... el esposo se sujeta a Cristo como cabeza. Cristo honró a la iglesia poniendo nuestras necesidades delante de las suyas. Así deberíamos hacer los hombres con nuestra familia. La responsabilidad de la sujeción no recae en la esposa, recae en el esposo. Muchos quieren y piden sujeción... pero no hacen la voluntad de Cristo; tampoco le son obedientes. Eso ya no es sujeción... es autoritarismo y machismo! Y eso es diabólico.
Sufrir en silencio no es una opción viable... Tampoco lo es el quejarse por siempre. El matrimonio no se hizo para ser el terreno que le convierta en mártir. Mientras la autoestima se va desmoronando poco a poco; es preciso hacer algo, o terminará excediendo el límite de sus emociones, hasta llegar a un nivel de agotamiento que hará que tome UNA MALA DECISIÓN.
Si ud nota que su cónyuge está tomando un rumbo equivocado en cuanto al manejo de sus prioridades, es decir, poniendo antes el trabajo, el éxito profesional o la iglesia que a la familia; debería enfrentar la situación. Esperar no necesariamente sea la mejor opción. Porque cada día de espera representa un sangrado para la fortaleza emocional de alguien... incluso de ud mismo.
Cada vez que uno retira dinero de la cuenta bancaria, por mucho que se tenga; sin aportar de vuelta algo, cada día nos queda menos. Por feliz y saludable que sea la familia, cuando se toma lo que se espera que sea uno en el hogar y se da a algo o alguien ajeno, es como si se hicieran retiros reiterados a la cuenta de las emociones familiares.. Si no hay depósitos, va a existir tensión. La tensión va a generarle estrés y desánimo en cuánto al ambiente familiar.. dejará de gozar su hogar y cuando ya no lo disfrute, CADA VEZ MÁS BUSCARA MAYORES RAZONES PARA MANTENERSE ALEJADO de el. Y esto solo va a empeorar las cosas.
Usted y yo somos los únicos responsables del bienestar de las emociones y las relaciones en nuestras familias. Es cierto que es una labor difícil... también lo es, que es inevitable y exclusiva. Aunque ud sea el dueño de su propia compañía o el líder de su propio ministerio, en cuanto a su trabajo o la iglesia usted NO ES INDISPENSABLE. Pero en su casa ud tiene un papel exclusivo.
Usted es el único esposo o esposa que tiene su pareja. Usted es el único padre o la única madre, que sus hijos van a tener jamás.lLa salud de su matrimonio determina el tipo de ambiente en el cual sus hijos crecerán. Y así es de importante para la bendición de sus generaciones. La bendición de Dios y la prosperidad para su heredad; no la encuentra en la iglesia ni en el trabajo; la encuentra en los depósitos intencionados que haga en su hogar y en el corazón de su familia.
Usted es el único hermano con que sus respectivos cuentan. Usted es el hijo en quien sus padres quieren apoyarse. ESTA ES UNA VERDAD INELUDIBLE!

1 comentario:

  1. Lo que dices es cierto Erick; por eso el Señor dice: "...ya no son mas dos (2) sino uno (1)...", por lo tanto creo que las obligaciones, derechos y deleites del hogar son de la pareja, que se debe constituir un todo, pero para eso hay que dejar el egoismo. Por último, tu tocaste un tema álgino: las finanzas, los ingresos económicos en el hogar, y mi posición es que el mismo es uno solo en el que se suma lo que el hombre produce, la mujer produce y si hay hijos que trabajen, pues también se debe sumar y así se ministrará liberalidad, solidaridad; virtudes que se verán reflejadas en todo lugar: iglesia, familia, hogar, etc.

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